30 de Noviembre 2004

Fiestas y Celebraciones Sin Fronteras

Una vez en el la India oí en una tertulia de culturetas y artistillas, que los países asiáticos estaban perdiendo sus tradiciones y buenas costumbres en detrimento por aquellas venidas de occidente, especialmente las que llegadas de los USA. Un gilipollas incluso (en un alarde de dominio de juegos gramáticos), advirtió que no se confundiera “yankismo” con “yankización” y después siguieron unos argumentos soporíferos durante los siguientes 45 minutos que nos obligaron a la mayoría a tomar la puerta y buscar algún bar abierto.

Aquella conversación había degenerado a partir de que alguien pronunció “día de San Valentín”. Yo no creo que las costumbres de cada pueblo se pierdan, y si son motivo de fiesta, menos. Es más, a la hora de verbenear, uno se fija en lo que hace su vecino, y si le mola, pues date por jodido que dentro de no mucho lo va a hacer él también (es decir, no es perder tradiciones, sino incorporar otras venidas de lejos para encontrar una excusa más de pasárselo bien). Leí en el periódico hace poco, que unos británicos habían estado formándose en la Ciudad del Artista Fallero de Valencia porque el año que viene pretenden plantar una falla en sus islas y celebrarlo en grande alrededor del monumento de cartón-piedra. Eso, como ejemplo sin rebuscar mucho.

Las nocivas hamburguesas (por llamarlas de alguna manera) de las megacadenas americanas se consumen en todo el mundo, pero también la paella se puede degustar en cualquier rincón del planeta (algunas realmente asquerosas) y no digamos de si quieres comer chino o hindú (que tampoco es como la comida que te encuentras en los países de origen), tienes miles de restaurantes a la vuelta de la esquina. Todo vende y cada uno se lo monta como puede.

A lo que iba: el pasado jueves, en numerosos restaurantes de Chengdu había oferta de diferentes platos cocinados con carne de pavo, en honor al día de Acción de Gracias americano (Thanksgiving) y puedo atestiguar que salí a cenar y tuve que esperar para pillar mesa. A los chinos les gusta pasarlo bien (¿y a quién no?) y cualquier pretexto es bueno para salir con tu pareja o comer entre amigos o tomarse unas cervezas o ir al cine o lo que uno más disfrute...

Los chinos también nos han ayudado a que tengamos mejores ratos. Para empezar: ¿quién no ha cenado alguna vez en un chino con sus amigos y no ha salido tajao y descojonao? Ellos han inventado la pólvora y los fuegos artificiales. De siempre ha habido muy buenos acróbatas, magos o genios de las sombras chinescas. Ahora está muy de moda en occidente el Circo del Sol y el espectáculo de los Monjes Shaolin, también el Dragón Khan de Portaventura… juas juas. Seguro que me dejo algo en el tintero (de tinta china) o a alguien se le ocurre si en las ciudades españolas de la posguerra, no fueron también muy famosos los “Barrios Chinos” o si se ha llevado siempre lo de “engañar como un chino” o que hombres deseosos de favores carnales sin coste monetario, no esgrimen “cuentos chinos” para conseguir sus presas. Estos temas pueden dar mucho de que hablar.
Si no fuera por la camiseta del toro de Osborne que le regale un dia yo a este tio no lo reconozco y me cago vivo.jpg

En fin, que os incluyo estas afotos que hice hace un tiempo en Halloween, donde los chinos nos dieron sopas (chinas) con honda a los extranjeros a la hora de disfrazarse (que la verdad, no teníamos demasiado interés ni lo vivíamos como ellos). Me da igual, eso sí, fue una noche en la que todos lo pasamos genial y nos hicimos mucho más amigos, que es de lo que se trata. Gracias Halloween.
Si me “yankizan”, prefiero que sea dándome fiesta y colegas que no tirándome bombas. He dicho.
siempre que me camelo tres tias a la vez me ataca un zombie chino con  un whisky en la mano.jpg


Escrito por Fernandet, 7:07 PM | Comentarios (5)

24 de Noviembre 2004

Me Encontré una Vez un Bar...

La primera vez que llegué al Shamrock, la única taberna irlandesa de Chengdu, me llamó la atención que aquel local era muy familiar y que a pesar de que su nombre y motivo temático invitaba a un establecimiento de las cercanías de Dublín, el emplazamiento en mitad de China y la mezcla de nacionalidades de la parroquia que allí acude a apaciguar la sed, le acabaría dando un formato de Abrevadero de Todos los Pueblos con una decoración digna de museo de historia o ciencias naturales, porque uno de los encantos del lugar es que cada uno de los que allí acudimos con regularidad, cuando viaja y vuelve de sus lugares de origen, trae consigo cualquier motivo decorativo (por cutre o barato que sea) para aderezar el citado bar.

Yo, donde puse mi granito de arena por primera vez, fue en la música ambiental. Los viernes y sábados por la noche eran (como en España) los días de mayor afluencia de personal y el problema es que no era un lugar apropiado para el baile, sobre todo por iluminación y por el hilo músical con el que éramos torturados. Como equipo de Alta Fidelidad y mezcla de música, había un reproductor de VDC y un primo suyo de DVD, ambos de segunda mano, conectados por dos cables medio pelaos a un amplificador chusquero y que a la vez iba a dos cajas de tamaño medio que también eran del mercado de equipos electrónicos usados de Chengdu. Ahí que me metí yo solito en el embolao de pinchar discos una noche en la que le comí el tarro al dueño de que la música era muy importante para el ambiente del local y que si quería, le echaba una mano. Me dijo que hiciera lo que me saliera de los cojones y si quería poner música, que obrara, pero que si le espantaba a la clientela, me corría a caponazos por toda la Muralla China.

Gracias a mi talento innato para la combinación de melodías y armado con una copiosa colección de unos 20 CD’s, ya que hacía un mes que había olvidado la gran mayoría de mis compactos (unos 300) en un taxi de Pekín (algún día haré un informe extendido de esta, en su día, dolorosa pérdida), procedí a ejercer de DJ. Me salvaron la vida el Caribe Mix y un disco de Ricky Martin, que a las chinas las volvió locas y un contagio por progresión geométrica en el resto de la clientela, hizo que la recaudación aquella noche fuese espectacular si se comparaba con la de semanas precedentes. A los pocos días, tenía un equipo nuevecito de doble CD y una mesa de mezclas con cascos y todo, en buenas condiciones. Muy profesional.

Hoy, gracias al Gran Almacén “Top Manta”, que aquí te encuentras por todas partes, y al programa informático ese del burrito para bajarse pelis y música, he vuelto a recuperar aquellos CD’s que perdí e incluso mi colección es todavía mayor y más variada. En el Shamrock, además de un equipo de sonido mucho mejor, hay más espikers por todo el local, una pantalla de video gigante, juegos de luces, una máquina que echa humo y hasta otra que tira pompas de jabón que es una mariconada, pero bueno. Ahora vienen a la semana 4 DJ’s diferentes por las noches. Me quisieron hojomenear en el primer aniversario de apertura y me pusieron una placa (algunos desaprensivos y enemigos de mis estilos de música, la llamaron “lápida” y dijeron que era un aviso para que cambiase mis preferencias a la hora de pinchar).
detalle de lapida y afoto de torero desconocido para el publico chino y no chino.jpg

Al lado de la lápida, o placa para los que me deseen males menores, ornamenta la pared una foto antigua de un torero vestido de campero, pegando un natural a un becerro (o por el tamaño, toro de Biafra). Mi primo Ignacio me regaló (que a su vez le habían regalado a él) este retrato por mi afición taurina y me cabreó que él no tenía ni puta idea quién era el torero (ni yo tampoco porque no se ve nada claro) y en cambio, otro de uno de Paquirri antes de que lo cornearan de muerte, se lo dio a mi tío Ramón. Luego pensé que al lado del nombre de DJ con el que me habían bautizado los ingleses del bar, “The Bullfighter” (originales ellos), quedaría bien, y ahora estoy muy contento.
en este rincon me siento como en casa.jpg

La última donación que he hice fue la de la bandera de mi Valencia, gracias a la cual, cada semana los chinos apostadores de fútbol me buscan para darme una paliza por los resultados con los que nos está obsequiando y la pasta que les está costando últimamente equipo de mis amores. Pero ayer vinieron unos valencianos muy simpáticos que están de expedición por China y se quedaron alucinaos al encontrar tal enseña en un lugar lejano de la China occidental. El trato que les di y mis artes de cicerón por esta ciudad, les dejó con muy buen sabor y dicen que volverán… pero sobre eso ya escribiré otro día, que el post está quedando demasiado largo y luego os aburrís por pesao que me pongo y me leéis sólo a mitad o menos.

Escrito por Fernandet, 11:44 PM | Comentarios (6)

16 de Noviembre 2004

La Emoción de Pillar un Taxi

un taxi es como una caja de bombones y nunca sabes de que sabor te va a tocar.jpg

Para los que hayan agarrado un taxi alguna vez en China, la conversación que más se reproduce cada bajada de bandera con los simpáticos taxistas, es la siguiente (la traduzco al castellano para que este post tenga razón de ser para la mayoría de los pocos que seguís mis fanfarrias por este entrañable país):

-¿De dónde es usted?
-De España.
-España, vaya, fútbol, Real Madrid, Raul, Beckham, Figo…
-Sí, sí, fútbol, pero no me hable del Madrid porque a mi no mola nada el Madrid, yo soy del Valencia.
-El Valencia, pues no lo conozco. (esto en la mayoría de los casos, pero a veces hay algún superpuesto en la LFP que lo conoce).
-¿No? Aimar, Ayala, Cañizares… ¿no los conoce?
-Ah, sí, sí. El fútbol en España es muy bueno.
-Gracias.
-De España también son los toros. ¿verdad?
-Sí, también los toros. A mi me gustan mucho.
-Yo también los veo en la televisión de aquí. (es cierto, en la televisión de Sichuan suelen poner corridas los viernes por la tarde-noche).
Aquí se suele acabar la plática sobre toros y fútbol y a veces se extiende un poco más hacia tópicos sobre la climatología de ambos países, las variedades gastronómicas y otras materias mundanas, como si en España tenemos el Wolkswagen Santana o si yo sé conducir o tal o tal… ni idea hacia dónde puede desvariar…

Pues esta tarde he vivido unos incidentes con un amigo taxista que a parte de curiosa, me ha provocado que se me pongan los cojones por corbata.

Me subo al taxi y empezamos con la cuestión que precede a todas las conversaciones y a la que antes he aludido. “Soy español”, respondo a la primera pregunta. El conductor pega un brinco y me dice que le gusta mucho España. De repente empieza a silbarme lo que él pretendía interpretar como un pasodoble taurino y que según me inquiría aquel individuo, me tenía que sonar por yo ser de España. Esto debería de haber sido algo gracioso, si no fuera porque el tío silbaba con una potencia pulmonar hercúlea y un tono musical de una agudeza que me perforaba los tímpanos y vibraban los cristales de las ventanillas. Por si fuera poco, yo que viajaba de copiloto (aquí es muy normal subirte delante en los taxis), noto cómo el tío, para que lo oyera bien y por si me quedaba alguna duda de su actuación, desatendiendo al tráfico, gira la cabeza y me acerca esos labios en postura de boquita de piñón exhalando el aire a velocidades huracanadas, que además de estar peinándome la raya al medio, me estaban dejando sordo. Sonrío y le digo que muy bien, muy lograda. Me dice si de verdad conozco la pieza musical. Le digo que por supuesto (para que pare ya), pero que lleve cuidado porque nos vamos a matar si no se fija por dónde vamos.

Se anima y me dice que le gusta mucho el baile. Le digo que muy bien, que ya sé que en China se baila mucho (y es cierto). Me matiza que a él el que más le gusta es el “Baile Español”. Como me habla a escasos milímetros de distancia, me está poniendo nervioso y no caigo qué tipo de baile es el español, ¿será el flamenco? Cometo el error de preguntar que a qué se refiere. El cabrón soltando el volante, arquea el cuerpo, se pone a mirar al techo y levanta los brazos a la par que empieza a hacer molinetes vertiginosos con las manos. En cualquier otra situación, pensaría que le estaba dando un ataque de epilepsia, pero no, realmente se confirman mis sospechas y éste me está bailando una Sevillana (a su manera) en toda regla. Le río el salero que se gasta el tío, pero le pido por favor que espere a que estemos parados en un semáforo para hacerme las exhibiciones. Creo que le da igual, porque va saltándose los semáforos como si fuera daltónico en verde.

Finaliza su danza y llega el capítulo en el que me comenta sobre los toros en España. Cuando estoy esperando a que se ponga de rodillas en el habitáculo para recibir a un imaginario toro a puerta gayola o a pegar chicuelinas o naturales o simplemente mantazos al aire, observo atónito cómo desatendiendo por completo el volante, se lleva los índices estirados a las sienes y empieza a dar cabezazos de un lado al otro del interior del coche y encima, muge a grito pelao. Aquello era la envidia de cualquier morlaco corriendo en pleno encierro por la cuesta de Santo Domingo de Pamplona. Yo arrimaba mi espalda a la puerta derecha todo lo que podía para evitar que me sacara un ojo con aquellos dedos extendidos y acabados en uñas astifinas… que hay que joderse que a día de hoy he corrido cinco encierros en Sanfermines y nunca me ha pasado nada, y ya sería mala suerte recibir una cornada dentro de un taxi de Chengdu, capital de Sichuan, China. A todo esto, vamos circulando a una velocidad bastante considerable, por mitad de una avenida principal de la ciudad. Le pido que por favor se concentre en la conducción y se parte de risa, diciendo que lo tiene todo controlado.

Pero falta el plato final. Toca el tema del fútbol. Me pregunta por el Real Madrid y, por lo que pueda pasar, le digo que no sé, que a mi el fútbol no me gusta. El hombre, mirándome con extrañeza y como si no le hubiera entendido, me dice: “Sí, sí, fútbol, fútbol” y acompaña sus palabras con el malabarismo acelerado de sus piernas a un balón invisible y por supuesto, soltando los pedales del coche con éste en movimiento. Varias veces le observo cómo se le traban los pies y se está pegando unas patadas a sí mismo, dignas del defensa más leñero. Se tiene que estar haciendo daño, pienso ya riendo y encomendándome definitivamente a la voluntad de San Cristóbal.

Este señor era un fenómeno y me ha dado una carrera de la que me acordaré muchos años. Tengo muchas curiosidades que podría contar sobre mis viajes en taxi por las ciudades de China, pero lo de hoy ha sido una especie de recopilación de Grandes Éxitos y era digno de que quedara plasmado en este cutreblog.


Escrito por Fernandet, 1:07 AM | Comentarios (8)

10 de Noviembre 2004

Canne Frejca

Ante todo, no me jodáis los que me metéis presión con que actualice el blog más a menudo, que en los tres últimos no me habéis dejado ni un comentario, aunque me consta por el contador que visitas, haber, hailas. Bueno, pues a ver si me centro y ya os voy dejando cositas con más frecuencia, vale.

Aquí tenéis una foto de un restaurante que para los no iniciados en los comederos asiáticos os pondrá los pelos de punta y las potas por toda la pantalla del computador.
Carne a la Fresca.jpg

La pregunta será si yo he comido en ese restaurante y la respuesta es que sí. Al igual que en la inmensa mayoría de locales para alentar el estómago en este país, este sitio puede garantizar la frescura de la carne, pues todos los días por la mañana hay como cinco o seis corderos despellejados en la puerta que por la noche cuando vuelvo a casa sólo quedan los esqueletos. Y las combinaciones gastronómicas que te hacen con estos hijos callejeros de la oveja están cojonudamente sabrosas.La carne ahumada por los coches que circulan por la acera no es desagradable al gusto ni nociva para la salud.jpg

En India y China he comido en sitios donde viviendo en España nunca me habría atrevido a entrar. Jamás he tenido ningún problema serio (Alguna diarrea, pero fue más que nada por la cantidad de cerveza que acompañó a las viandas). He degustado en muchos restaurantes de higiene más que dudosa y en sórdidos chiringos hechos con cuatro palos y una tela vieja como techo, de suelo grasiento, rodeado de cáscaras, despojos y otros residuos... y de verdad opino, que el riesgo de pillar algo, es mayor en la comida de occidente (por productos químicos añadidos sobre todo) que en la salubridad de los alimentos que te puedes encontrar aquí.

Los chinos comen muy fresco, sano y sabroso. Desde que llegué estoy encantado con la cocina local. Pica un poco, eso sí (en Sichuan más), pero potencia el sabor y como el hábito hace al monje, ahora cuando voy a España, ando con la botellita de Tabasco echándole a casi todo lo que va a ir para mi (prominente) barriga.

Escrito por Fernandet, 11:00 AM | Comentarios (7)

1 de Noviembre 2004

Vísperas de boda y boda con Halloween en Chengdu

Las teterias de Chengdu y el ambiente sosegado que alli se respira es algo  que se conoce en toda China.jpg
Desde que he vuelto y gracias al Emule, he podido ver una película que hace casi 10 años tenía muchas ganas: "La Matanza Caníbal de los Garrulos Lisérgicos", que no la recomiendo en absoluto a aquellos que no sean específicamente cinéfilos de pura cepa y se traguen cualquier peli, por rara o mala que sea. Impagable un Manuel Manquiña (es el Pazos de "Airbag") que entonces empezaba con el cine. También salen Julián Hernández (Siniestro Total) y César Strawberry (Def Con Dos) que no han hecho mucho más cine desde entonces, aunque seguro que se lo pasaron cojonudo rodándola. Una entonces desconocida Silvia Superstar (Killer Barbies) también hace un papel donde la matan y la violan (pero violación muy light y cutre, para lo que es el resto del filme) y César le arranca y le besa el corazón (literalmente) hecho un auténtico energúmeno, en una escena que, a mi por lo menos, hizo que me partiera de risa. Muy buena, pero creo que la voy a borrar pronto porque me ocupa un huevo de memoria. Ahora me estoy bajando actuaciones de Faemino y Cansado que son de otro palo distinto al de la Matanza, pero es que a mí estos humoristas me encantan.

Bueno, pues el viernes estuve de Despedida de Soltero de mi amigo Paul que se casa con una china de aquí. Paul es divorciado con dos hijos y Tina (la china) divorciada con un hijo y los dos pasan de los cuarentaitantos, pero qué bonito es el amor y lo felices que parecían el domingo cuando fue la boda. La fiesta de despedida se me juntó con la de Halloween que organizamos en mi pub y la que se lió... mi cámara digital Taiwanesa se me tragó las pilas marca local que compré en el Carreful a la segunda foto (buenas baterías, sí señor... y he comprado un paquete de nada menos que 20 pilas -lo barato sale caro- también en China), así que todavía no tengo retratos de los distintos eventos.

Sábado era relax (la boda era el domingo) pero la situación se tornó en mi contra cuando aparecieron por el pub una veintena de estudiantes yankis disfrazaos y mamaos como cubas. La gente celebra Halloween cuando le sale de las pelotas, pero estaban en su derecho y había que servirles más alcohol. En fin. Como llegué a casa a las 4 y en España han cambiado la hora, qué bien que empezaba el partido del Valencia y qué disgusto de resultado (amunt Valensia, amunt).

La boda era nada menos que a las 9 de la mañana del domingo (eso es una hora muy normal para casarse y putear a tus invitados al mismo tiempo). Yo aparecí a las 12 y media y gracias. Como la boda se alargó muuuuucho y si nos paramos a pensar, todas las bodas son iguales excepto raras excepciones (valga la rebuznancia), creo que no me perdí nada pero mi amigo Paul se mosqueó un poco. Yo le doy permiso para llegar tarde a mi boda, que será en el 2010 o más, si es que encuentro a mi media naranja (que a saber por dónde anda ahora, seguro que guarreando por ahí...).

Esta mañana en clase hacían falta gruas como las de Alapont para mantenerme los párpados abiertos. Bueno, siento la falta de afotos pero ya os he contado lo que le pasó a las baterías de la cámara, a ver si me pasan fotos que haya hecho otra gente y ya las cuelgo de esta cutreweb.

Para compensar os he puesto al principio una de refrito que me hicieron este verano. Ale, pronto escribo más, que ya me he cansao y además no ando muy motivado. Taluego.


Escrito por Fernandet, 8:05 PM | Comentarios (2)