No, no he cometido una error de sintaxis en lo de "Sécate los cojones". No quería decir "tócate" ni cosa parecida... he puesto "sécate" con toda la intención. En seguida entenderéis por qué. Hace unas semanas escribía un post (muy celebrado, por cierto) sobre 9 Tipos de Personas que te Encontrarás en un Gimnasio Chino. Agradezco mucho los comentarios que algunos dejaron escritos en el mismo post, amén de los que me transmitieron otros a través de diferentes medios de telecomunicación. La mayoría reclamaba que me había dejado incompleta la clasificación y que existían numeros grupos homogéneos de socios que también debían ser dignos de un rinconcito de gloria en mi blog. De todos ellos, sí es cierto que merece una mención especial la siguiente tribu.
LOS SECACOJONES
De todos es sabido que cuando uno se ha ejercitado durante más de una hora y a no ser que se haya escaqueado, la piel transpira a chorretones, expulsando líquido como si los poros fueran surtidores de una gasolinera. Es imprescindible (salvo para los más marranos), que cuando has acabo el entrenamiento y antes de marchar a casa, tomes una buena ducha para paliar la emanación y quedar lo más limpio posible. Lo malo es que en muchos casos y si ha habido realmente un gran esfuerzo, el cuerpo tarda bastante en regular la temperatura y no para de sudar hasta pasado un tiempo bastante largo. Este efecto se amplifica si cuando sales a la calle, te recibe un buen golpe de calor y humedad. Los deportistas que me están leyendo, ya saben a qué me refiero.
Pues para combatir la situación anterior y poder salir a la calle más seco que los sesos de un skinhead, en los gimnasios chinos hay un clan instintivo de usuarios que utilizan los secadores de mano que hay para uso comunitario, con la particularidad de que no sólo los usan para el cabello, sino también para airearse el resto del cuerpo.
Sin ningún ánimo lascivo o lujurioso (líbreme mi orientación sexual), impresiona darse cuenta cómo a veces un tipo completamente desnudo, posa frente al espejo de los vestuarios mientras se arroja viento con el secador por todas partes. En numerosas ocasiones, corona una baqueta con la toalla como si fuera una mesa camilla y se sienta en cueros a recrearse con el secador. Pero la mejor parte de esta historia es la que le da título.
Llega un momento en que comienzan a entretenerse con el secador en la zona genital... y no pueden parar!!! Es increíble cómo se detienen en el área de los huevos y ahí empieza un pomposo ritual para dejarlos bien escurridos, que no quede ni gota en la superficie. Algunos, en el súmmun de la técnica, ya no se limitan a dejar testículos y bálano casi deshidratados, sino que pasan a otra ceremonia que consiste en arquear las piernas y doblar la espina dorsal, consiguiendo llegar a las partes más inferiores del escroto... complaciéndose también durante un rato en el ojete.
Es posible que haya quién me tache de mirón (o como se dice ahora, voyeur). Yo me considero libre de toda voluntad de fisgar, es más, considero que tales actos deberían de realizarse un poco más en la intimidad o por lo menos con más decoro. Pero no, los personajes no se cortan un pelo en realizar tales protocolos bajunos con total normalidad y a la vista de las decenas de personas que pululamos por el vestuario. Es imposible no reparar en aquello, creedme. Máxime cuando tales operaciones se repiten constantemente por numerosos usuarios cada dos por tres.
Yo, personalmente, he de confesar que en alguna ocasión y tras pasarme la toalla, he probado la técnica del secador, pero para la parte superior del cuerpo (ojo, no me ha dado por lo de dispararme un vendaval en las pelotas) y eso no sirve para nada. Entre el aire cargado del vestuario y los vapores de las duchas, es imposible parar de sudar con tales procedimientos. Conclusión: No lo entiendo, pero si alguien disfruta con esto, pues adelante!!
Saludotes y buen fin de semana.
Mi abuela Trini nació en el albor del siglo XX. Como casi todas las niñas de su época en España, desgraciadamente no pudo aprender demasiado en la escuela: Leer, escribir, operaciones matemáticas simples, algo de historia, geografía y cultura muy general... No obstante, en aquel entonces le enseñaron la localización del Estrecho de Bering y a lo largo de la vida que compartió con sus nietos, cada 6 meses aproximadamente nos hacía la pregunta, tipo Trivial: ¿Dónde está el Estrecho de Bering? Nosotros nos lo tomábamos a pitorreo, claro, y le dábamos respuestas a cuál más disparatada: En Cádiz, en Ciudad del Cabo, en Berlín, en Trafalgar... provocando que al final siempre nos corrigiese , sentenciando con gran complacencia: "No, en Alaska". Una vez mi hermano, refiriéndose a la orilla oeste, le dijo que en Rusia y también se vino a amonestarle con un rotundo "No, en Alaska". En fin, estaba de más discutirle aquello, como si el Estrecho de Bering se localizara en mismísimo centro de Alaska, lo mismo daba.
El rollo del Estrecho de Bering sólo era superado por otra temática que mis hermanos y yo llegamos a denominar "El Secreto de la Abuela": La fórmula de la CocaCola, señores!! La abuela Trini, cada vez que bebía CocaCola, decía: "Esto es Agua de Litines con Zarzaparrilla y un poco de sacarina". Siempre se ha dicho que la fórmula de la Cocacola es de los secretos mejor guardados del mundo, pero poco le duró el misterio a la multinacional más grande del planeta cuando mi abuela se echó el primer trago de la bebida refrescante... y lo que nos lo estuvo recordando (repitiendo) durante décadas.
Pues el mes pasado me pido un refresco en Tioman (Malasia) y me quedé alucinado cuando vi que en la etiqueta ponía claramente: Sarsaparrilla. Por supuesto que inmediatamente recordé las palabras de la abuela... y brindando al cielo le dije "No ibas tan desencaminada, mis disculpas por tantos años de choteo, abuelita".
Ya digo que no era precisamente CocaCola, pero igual valía para que por fin le diera el crédito que se merecía la abuela. Se trataba de "Root Beer", lo que pasa es que dado que el Islam es la religión mayoritaría en Malasia, por supuesto que no pueden ponerle "Beer" a una bebida que se vende en todas partes y que se pimplan hasta los más pequeños. De ahí que la llamen Sarsaparrilla directamente.
En el resto de países del mundo, en todas partes, incluso en los High School musicals de los USA, la "Root Beer" se vende y se le llama por su nombre original: "Root Beer", una denominación a todas luces asquerosa pues significa "Raíz de Cerveza", pero tiene sus seguidores, entre los que me encuentro.
Por cierto, para acompañar a la Sarsaparrilla, pillamos unos deliciosos snacks de sabor marciano: Gamba Picante y Pollo más Picante todavía. Estaban realmente chungos, así que pedimos unos plátanos fritos que estaban cocinando en un puesto cercano. Desde luego eran preferibles a las guarradas aquellas de las bolsas, pero la pringuera que aportaban os aseguro que todavía me dura... no volveré a probar plátano frito en varios años. Ni los churros del puesto más indeseable superan el aceite acumulado en estos plátanos.
Saludotes!!!
Por mi condición de macho ibérico, hace unas semanas el Consulado de España en Guangzhou me invitó (al igual que a todo español que esté inscrito en sus listados) a celebrar el día de la Hispanidad. Nuestro Consulado, que es de nueva creación, ha abierto sus puertas hace muy poquito y aprovechó la festividad para convocar también a los representantes de otros consulados, así como a importantes políticos chinos de la ciudad.
El evento nos concentró en un conocido hotel de Guangzhou y tuvo bastante elegancia y estilo, dejando el pabellón español bien alto a los ojos de los demás extranjeros que compartieron la fiesta con nosotros.
Tras el protocolo de bienvenida y los correspondientes discursos a cargo de nuestro Cónsul y la autoridad china, se pasó a lo que mucha gente va a hacer cuando acude a estos actos: Comer y beber. Ponerse hasta el ojete, vamos, ¿para qué engañarnos?. No cabe duda que es un encuentro emotivo en el que se puede conocer gente interesante e intercambiar impresiones sobre temas diversos, además de que es bonito que los españoles que vivimos tan lejos de la Madre Patria, nos juntemos una vez al año elegantemente vestidos para la ocasión, pero es induscutible que en eventos así siempre hay quién le clavaría un palillo en el ojo a otro por una lonchinta de jamón ibérico, que no sabéis lo mucho que se añora el buen pernil por estas tierras. Del jamón hablaré más tarde.
Hemos de agradecer que el Consulado se estiró con una buena selección de picaeta. No había mucho lujo ni falta que hacía en los tiempos que corren. Para los que se tiren de los pelos diciendo que hay que ver en qué se gastan los impuestos y el dinero de todos y tal... he de decir en defensa de los organizadores: Los que estamos aquí (nosotros y nuestras empresas) también pagamos impuestos (en España y en China) y el menú fue de todo menos ostentoso... más bien sencillo, por no decir ordinario: Mucho arroz, tortilla y fritangas congeladas. De entrada sí hubo unos canapés importados probablemente desde Liluput, por lo que había que usar pinzas para agarralos y lupa para identificar el contenido. La sección de dulces estaba adornada con multitud de enseñas nacionales en forma de chocolatina, un postre que le provocaría una buena cagalera a Carod-Rovira.
Puedo afirmar con fe de causa que lo más caro a la hora de alquilar un salón con catering en un hotel, es el alcohol. El Consulado estuvo avispado pues se buscó el patrocinio de una conocida bodega catalana y nos ofrecieron sus caldos a cambio de un poco de publicidad. En mi opinión, Viña Esmeralda es uno de los mejores vinos blancos que se hacen en España. Gracias Torres por darnos de beber gratis!!!
Según tengo entendido, también se consiguieron de balde dos jamones ibéricos, la tapa estrella de aquella velada, pero desgraciadamente y a pesar de la expectación, el resultado fue decepcionante. No voy a nombrar a la empresa que dispendió aquellas patas de gorrino porque se agradece la intención, pero los cerdos debieron sacrificarlos antes de la guerra (de las Malvinas) porque estaban un tanto rancias. Eso es como ponernos la miel en los labios y luego cambiártela por pasta de dientes. Así vender jamón en China va a ser un poco difícil.
Lo del sabor no fue lo peor. No soy charcutero ni mucho menos pero le tengo bastante devoción al jamón serrano. Considero un espectáculo ver un buen cortador tajando la babilla y a ser posible (y si tengo tiempo), cortarlo yo mismo. En eventos multitudinarios, ya lo hice una vez en Japón para una fiesta benéfica, como conté en aquel exquisito post de Churro Internacional, por lo que puedo presumir de que tengo cierta experiencia.
Nada más llegar a la fiesta, cuando entré al salón vi el mostrador donde tenían los jamones. Los chinos contratados para la ocasión miraban y le daban vueltas a las piernas aquellas sin saber bien cómo colocarlas en la jamonera. Me acerqué y en mandarín les estuve explicando cómo ponerlo y por dónde debían empezar a cortarlo, también cómo hacerlo, pues al principio sacaban unos trozos de carne que parecían Filet Mignon. Mientras les explicaba, ponían caras de gesto un tanto adusto, a medias entre "¿Este tío me está hablando realmente en chino y además le entiendo?" y "¿Por qué no te vas a darle leccioncitas de cortar a tu puta madre? no necesitamos tu ayuda para sacarle chicha a la pata seca esta".
Reconozco que aunque con cierto agravio, al principio siguieron mi consejo en el estilo del corte, pero no el otro que también les di: "Aquí hay más de 100 personas, así que poneros a descuartizar ya o cuando llegue el momento del papeo, se os va a hacer una cola de comensales más larga que las del INEM". Y así ocurrió, tal y como pronostiqué se les formó un pollo colosal de gente armados con platos vacíos delante de su puestecillo, que los pobres cortadores se vieron rápidamente superados por la demanda. Para colmo, los cuchillos que manejaban estaban más romos que la mano de un mortero. Tal agobio le dio a uno de los tronchadores, por llamarlos de alguna manera elegante, que uno tumbó la pierna y comenzó a cortarla como el que despelleja una pieza de caza mayor. Una imagen vale más que mil majaderías, aquí tenéis la prueba:
Me consta por lo que he contado antes, que en Japón cuando se monta un sarao parecido, se contrata un cortador de jamón, que no hace falta que tenga el título de taxidermista o la habilidad de un cirujano, pero es bueno que sepa lo que está haciendo. Lo que pasa es que allí un cortador cobra 20.000 yenes (175 Euros) por jamón que se trinca, y cuando no hay presupuesto pues pasa lo que pasa. Aclaración a cuando lo hice en Tokyo: el dinero que me correspondía lo entregué a la causa benéfica motivo de aquella fiesta. En China contratar a alguien para que haga esto, debería de ser mucho más barato, si bien lo difícil sería encontrar la persona adecuada que lo haga.
Por lo aquí narrado, a los que cortáis jamón medianamente de manera laudable, en Asia os auguro un futuro muy próspero, así que no dudéis venir a estas tierras y ofreceros a restaurantes españoles, embajadas y cámaras de comercio para demostrar vuestra habilidad (exigiendo contraprestación económica, claro). Mucha suerte!!
Saludotes!!