GUANGZHOU, MI CASA

Abridores del Mundial

Ya han pasado 4 años desde aquel post "Ya ha empezado el Mundial". Un Mundial de Fútbol que acabó muy felizmente para España, algo que seguro no vamos a repetir este año... igual que tampoco le pasará a Italia, Inglaterra, Portugal... El fútbol se ha popularizado tanto y mueve masas de tal manera, que países insignificantes (en el mundo del fútbol) y otros con los que nadie contaba, como Costa Rica, Colombia o Argelia, le han puesto tantas ganas y han desplegado un fútbol de tal fuerza, que van a llegar más lejos en el Mundial que muchos países con ligas consideradas como "mecas futbilísticas".

En China, se sigue aprovechando también el tirón del Mundial como epicentro y excusa para que se multipliquen: 1. Las apuestas ilegales y 2. Las campañas de Marketing. No voy a entrar en el tema de las apuestas, que es un poco tabú y además no hace tanta risa como el de las promociones comerciales.

Mi amiguete de más de una década e hijo adoptivo de Shanghai, Manuel, me envió unas fotos de unos abridores de botellas que estos días regala la cerveza china HARBIN (una marca que ya cité en este blog, allá por el 2006 en "De tapas por Hong Kong"). En una habilidad publicitaria de objetivo desconocido, HARBIN obsequia con ABRIDORES, la compra de LATAS!! Como bien sabemos, las latas normalmente se abren con facilidad usando un dedo y no precisa de abridor. En fin.
El juego de abridores consta de 6 jugadores con banderas de algunos de los países participantes, a priori con más opciones para ganar el Mundial... a estas alturas de campeonato, ya pueden retirar del mercado un par de ellos.

Parecen un poco jugadores de futbolín, todos con ojos rasgados (caras de chino), eso sí. Y es un detalle que hayan hecho un par de colores para el pelo (el negro y el marrón). La disposición de las banderas de las camisetas, se ha hecho como les ha dado la gana, típico de un obsequio "no oficial".

Y a banderas inventadas, nota alta para la de Brasil y ¿cómo no?, mención sobresaliente a la de España, que o bien la han intentado pintar de memoria, o igual pasó por ahí Artur Màs con sus pretensiones independentistas, y le dijo al artista chino que pintara una buena cuatribarrada. Así quedó la camiseta española:

Pero no todo iba a ser chungo en la campaña de HARBIN. Por lo visto, si te pones hasta el ojete de beber, eres obsequiado con un vaso, que cuando se llena hace la figura de la Copa del Mundo.

Mi colega Manuel, ya se ha hecho con este vaso tan original, si bien ha preferido pagar por él y no comprar ni una sola cerveza china (a su criterio, están todas más que aguadas y carecen de sabor). Él es más amante de la birra japonesa, con ella llenó el vaso de la Copa (valga la paradoja vaso-copa) y me envió esta foto:

Sinceramente, los abridores me parecen feos de cojones y una puta mierda de regalo, pero lo del vaso-copa me gusta mucho. Así que estos días que ando por China, voy a ver si me agencio con uno o dos y me los llevo para la terreta. Yo, a diferencia de Manuel, no pagaré directamente por él y me beberé antes las cervezas chinas que haga falta.

Saludotes Manuel, y gracias por la afotos!!

Orejas con Cigarros.

Visitando unas fábricas en China recientemente, me ocurrió un hecho que aunque no debía sorprenderme, provocó mi risa durante un rato. Observad atentamente la siguiente foto y tras haber leído el título de este cutrepost, encontraréis un fenómeno sobrenatural en los pabellones auditivos del conductor.

Ya he comentado en alguna ocasión que muchos chinos, especialmente en el área de los negocios, cuando se encuentran (dando igual si han sido presentados previamente), tras un apretón de manos, se ofrecen un cigarro. Si las dos partes del encuentro son fumadores, es gracioso ver el duelo que mantienen de a ver quién "desenfunda" con mayor rapidez el pitillo y se lo ofrece primero al contrario.

Si uno no fuma, lo normal es dar las gracias insitentemente, a la vez que pones las manos en posición de saludo oriental, mitad de rezo, mitad de respeto. Pero otras veces, para ahorrar en aspavientos (y en tiempo), está bien aceptarlo y decirle que te lo guardas "para luego". Y eso hizo mi simpático chófer, que tras visitar un par de empresas, llevaba las orejas así de decoradas.

Creo que la tercera fábrica que visitamos y a falta de orejas libres, ya se vio obligado a fumarse uno. Y ahí estaba yo en el asiento trasero, mirando el pelo teñido de rojo del chaval que conducía, pelo que le "ondulaba lacio" al viento por el techo solar abierto y que en una mañana soleada de primavera china, dos cigarros me hacían sonreir. (Hace tiempo que no acababa de una manera tan poética. Esto tenía que ser de premio o algo).