GUANGZHOU, MI CASA

Orejas con Cigarros.

Visitando unas fábricas en China recientemente, me ocurrió un hecho que aunque no debía sorprenderme, provocó mi risa durante un rato. Observad atentamente la siguiente foto y tras haber leído el título de este cutrepost, encontraréis un fenómeno sobrenatural en los pabellones auditivos del conductor.

Ya he comentado en alguna ocasión que muchos chinos, especialmente en el área de los negocios, cuando se encuentran (dando igual si han sido presentados previamente), tras un apretón de manos, se ofrecen un cigarro. Si las dos partes del encuentro son fumadores, es gracioso ver el duelo que mantienen de a ver quién "desenfunda" con mayor rapidez el pitillo y se lo ofrece primero al contrario.

Si uno no fuma, lo normal es dar las gracias insitentemente, a la vez que pones las manos en posición de saludo oriental, mitad de rezo, mitad de respeto. Pero otras veces, para ahorrar en aspavientos (y en tiempo), está bien aceptarlo y decirle que te lo guardas "para luego". Y eso hizo mi simpático chófer, que tras visitar un par de empresas, llevaba las orejas así de decoradas.

Creo que la tercera fábrica que visitamos y a falta de orejas libres, ya se vio obligado a fumarse uno. Y ahí estaba yo en el asiento trasero, mirando el pelo teñido de rojo del chaval que conducía, pelo que le "ondulaba lacio" al viento por el techo solar abierto y que en una mañana soleada de primavera china, dos cigarros me hacían sonreir. (Hace tiempo que no acababa de una manera tan poética. Esto tenía que ser de premio o algo).