El mes pasado y al igual que cada año por esas fechas, regresé de nuevo a Corea y pernocté como no podía ser en otro sitio, en el Ibis Hotel Seul, cuyas chiqui-habitaciones ya describí allá por el 2007. A pesar del paso del tiempo, las habitaciones no han crecido, si bien ahora el chiqui-cuarto de aseo cuenta con tapa de retrete automática, seguramente reclamado por la afluencia de clientes japoneses.
La economía de Corea del Sur, tan unida a la de los USA desde la Guerra de Corea (valga la "rebuznancia"), ha sufrido con doble dureza las consecuencias de la crisis económica que azota a todo el planeta. No obstante, en estos casos de bajón, se agudiza el ingenio para reactivar el gasto y generar movimiento de dineros. Que la cosa vuelva a coger velocidad cuanto antes, vamos.
Esta vez al registrarme en el hotel, me obsequiaron con un sobre que contenía 4 cupones. A saber: dos para restaurante, uno para bar y otro para ir al Casino.
Los cupones de restaurante ofrecen un descuento del 40% nada menos. Yo no había visto nunca tanta rebaja en ningún sitio. Un poco más y te pagan por comer.
También, los coreanos son tan atentos con el hombre de negocios, que sabiendo que tras una dura jornada de trabajo siempre apetece un buen copazo... pues te invitan a un whisky. Son listos, pues normalmente "no hay uno sin dos", así que al final es como ofrecer un 2x1.
Y ya el colmo de las ofertas, viene cuando te dan un cupón para que te juegues unos Wones (moneda de corea) a la salud del hotel en un Casino cercano. Este anzuelo más descarado no puede ser. Todos llevamos un ludópata en nuestro interior y este el momento de despertarlo. El cupon de 10.000 Won equivale a unos 6.80 Euros.
Siempre he catalogado al coreano como un híbrido con lo mejor del japonés y lo mejor del chino. Son gente amable y divertida con los que me gusta mucho estar.... pero tienen un punto jueguista que sólo me hizo gracia la primera visita. Como sus primos los chinos, el coreano medio se caracteriza por ser habitualmente buen comedor, bebedor, fumador, jugador... y alguna cosa más que prefierto callarme porque es injusto generalizar, que allí también hay mucha gente sanota y de costumbres menos licenciosas.
Lo de los cupones ya es el colmo de la tentación. Llevo un tiempo huyendo de compromisos que me hagan caer en los excesos del comercio y el bebercio, que uno ya tiene que ir cuidando el cuerpo. Algunos de mis amigos dicen que me estoy voviendo un blandengue, pero es que ya es hora de ponerse un límite. Viajar por trabajo implica socializar obligatoriamente con clientes y el margen de escapatoria a comidas y otras "quedadas", es muchas veces casi imposible. Sólo me falta que encima, nada más llegar y por si tengo falta de "amigos", el hotel me intente dirigir al empleo de esos cupones. Estar un día en China y al siguiente en Corea o en Hong Kong, puede sonar divertido, pero cuando se hace por trabajo os puedo asegurar que te satura bastante, sobre todo cuando uno opta por la "vida sana".
Si os preguntáis qué hice con los cupones: No llegué a usar ninguno. Dictan las dietas del deportista que comer atún por la noche va bien para filtrar y tonificar la masa muscular, y me sabía ya de un restaurante cerca del hotel de los que llaman los coreanos "todo atún". Allí caí para cenar la primera noche. Impresionante. La comida coreana sigue siendo mi favorita de todas las asiáticas.
Viajar por trabajo no es ningún placer, es más, entre los viajes, los horarios, los clientes, los compromisos, etc... Todo termina siendo algunas veces tedioso, te comprendo.
Me ha gustado lo de los tickets descuento jajaja, que solo es para el güisky y punto. Si no bebes, pues bebes jajaja y no protestes.
Escrito por Jelens a las 1 de Junio 2010 a las 11:37 AM