31 de Octubre 2010

Humor Amarillo

Recientemente he vuelto a hacer turné por localizaciones del este asiático. En el aeropuerto de Narita (Tokyo), a la entrada del control de seguridad, donde te hacen medio desnudarte, te arrebatan los mecheros y líquidos de frenos, te descalzan y no llegan a mirarte el duodeno por dentro supongo que porque tienen claro que ahí sólo encontrarían un montón de mierda, me fijé en este simpático cartel.
cartel supergracioso.jpg

Para los no introducidos en la lengüeta de Shakespeare, el anuncio dice: "A los Samurais: las espadas están prohibidas en los aviones. A la gente de negocios del mundo: los objetos afilados están prohibidos a bordo, excepto vuestros afilados cerebros".

Vaya por delante que el control de seguridad es una incomodez que hemos de soportar los pasajeros y que se agradece el toque de simpatía que le dan a dicho coñazo, pero hay que joderse con la agudez del humor que se gastan.

Cuando lo leí casi me meo de la risa, se me saltaban unos lagrimones como puños, tuve que contraer fuertemente el esfinter para no cagarme por el apretón de vientre que me dio al descojonarme de forma compulsiva y descontrolada. Mis carcajadas sonaban a los aullidos de toda una manada de mandriles juntos y pasados de tripis. Formé tal charquerá en el suelo de orina y secreciones oculares, que tuvieron que venir con una fregona a secar los baldosines, ya que la gente que venía detrás de mí en la cola, resbalaba con el líquido del piso. En breves segundos allí se había formado el Titicaca.

En fin, que no le vi ni puta gracia al cartelito, vamos, pero se agradece la voluntad. Considero a Japón un país muy serio. La gente se toma las cosas tan en serio, que por ejemplo cuando toca mamarse, pues se mamán pero eso sí, por favor dentro de un orden y sin molestar a los demás. Lo del cartel es humorístico... pero lo encuentro seco y demasiado forzado. Y vuelvo a repetir que es porque considero la sociedad japonesa demasidado competitiva, tensa, sin prácticamente margen para la improvisación y donde un poco de desorden, al menos púbicamente, es un delito de pena capital. Luego en privado, muchos ya sabéis la de maquinaciones (por no decir perversiones) y divertimentos (a veces degenerados) a los que pueden llegar los japos.

Así que el desmadre nipón, que se produzca siempre dentro de un order. Y hay que reconocer que cuando se ponen, pueden llegar a ser muy graciosos. A propósito de pensar (poco, pero lo hice) en escribir la basura esta de post, me vino a la mente el programa de Humor Amarillo, que en los años 90 emitió en Telecinco doblado genialmente (a su manera) por Juan Herrera y Miguel Ángel Coll. Aquel programa era un despiporre de pruebas disparatadas donde los japoneses se exhibían haciendo el gamba a sus anchas. Ganaran o perdieran, incluso corriendo el peligro de acabar en urgencias con la cabeza abierta o algún hueso roto, se notaba que los concursantes se lo pasaban en grande. Luego se ha copiado la fórmula del concurso en muchos países, pero nunca ha sido lo mismo ni de lejos. En la memoria tengo al siempre correcto Ramón García, que con el Grand Prix, incluso se intentaba superar a Humor Amarillo con al innovación de soltar vaquillas en algunas pruebas... sé que también ha tenido su éxito, pero yo me quedo con los japos de todas-todas.

Y todo esto lo empecé a redactar la semana pasada en una sala VIP del aeropuerto antes de coger el avión de vuelta a Guangzhou. He de agradecer al despiste o vista gorda (supongo que más bien lo primero) de la simpática azafata de tierra que me hizo el check-in, pues le entregué una tarjeta Gold de Air France, más caducada que el huevo de Colón...y coló. Por experiencia, puedo afirmar que mola más esperar el embarque al avión en un salón de estos, que no vagando por los pasillos del aeropuerto. Tan contento me puse, que no pude evitar tomar una afoto del momento para la posteridad, mientras comía un tentempié y apuraba una espumosa cervecica bien fría.
aeropuertohurrraco.jpg

Escrito por Fernandet, 31 de Octubre 2010 a las 08:26 AM
Comentarios

El otro dia, volviendo de Suiza, al ir a pasar el control de metales, ya dentro del aeropuerto, me di cuenta de que me habia olvidado mi vieja navaja Suiza dentro de mi bolsillo; no la habia facturado dentro de mi maleta. Resignado ni intente colarla y se la di al policia alli presente que muy amablemente me indico que las navajas Suizas eran permitidas en cualquier vuelo saliendo de Suiza siempre y cuando el destino de estos no fuera ni por los USA ni Israel.
Mas tarde, en un "transfer" en Bangkok, me quitaron la navaja y me tomaron por loco cuando les repetia una y otra vez que en Suiza me habian dejado entrarla al avion.

Escrito por Daniel a las 1 de Noviembre 2010 a las 03:13 AM

Daniel, son unos tocahuevos... es siempre según les dé y donde sea. Una lotería, vamos.

Saludotes.

Escrito por Fernandet a las 6 de Noviembre 2010 a las 11:34 AM
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