GUANGZHOU, MI CASA

CocaCola te da Alas

No es la primera vez que hablo sobre la CocaCola en este blog. Desvelé el misterio de las promociones hace ya tiempo.

Acabo de volver de unos día de ocio por algunas islas de Filipinas, en las que he disfrutado de sol, cielos impresionantes y horas interminables de buceo en superficie y en las profundades. La CocaCola ha vuelto ha estar presente en numerosas ocasiones, si bien esta vez he flipado con sus apariciones.

La afoto que está aquí arriba es un tenderete rural en el que parece que sólo venda la la CocaRabo, pero no se te ocurra tragarte el líquido del interior de las botellas, pues puedes perecer en un plis.

Los triciclos son unos de los vehículos más populares en Filipinas. Amantes del "Tunning" se volverían locos al ver motocicletas armadas de los carenados más aparatosos cuyo objeto es el transporte de personal, cuanta más gente, mejor. Ríete tú del Halcón Milenario. Estas motoretas tienen capacidad para llevar cargas insospechadas hasta por el techo, con la simple tracción de una rueda y menos seguridad que un cochecito de pedales.

Mi amigo Jaime me confesó este verano que hubo una época de su vida que estaba tan enganchado a la CocaRabo, que casi no bebía agua, lo que le llevó a tener que someterse a un proceso de desintoxicación y prometerse que sólo la bebería mezclada con ron... lo cual no sé si fue del todo una decisión acertada en cuanto a términos de salud se refiere. A los triciclos de las zonas campestres en Filipinas, les pasa lo mismo, sólo tragan CocaColaars de a litro.

El tema es explicable. Los envases de CocaCola son ideales para medir la venta del producto y repostar de combustible de manera dosificada. Todo está controlado, de aquella manera, pero controlado.

Lo que hacen en esos chiringuitos es preparar la mezcla de aceite-combustible para los triciclos. Los dueños de esos paratos apuran hasta la última gota cuando están trabajando y no siempre encuentran una gasolinera cerca para avituallamiento. El servicio que prestan es muy importante pues te los encuentras por todas partes y no hay peligro de quedarse tirado y que se dé el caso de que tengan que empujar el mamotreto varios kilómetros hasta un lugar donde llenar el depósito.

Me pregunto si la multinacional americana no se habrá cuestinado compartir algo de sus multimillonarios beneficios con esta gente que les hace una publicidad gratuita en los rincones más insospechados de este país asiático. Desde luego, se lo merecen.