GUANGZHOU, MI CASA

Banquetes Shanghai Airlines

Las compañías aéreas chinas no me desagradan, de hecho, el trato suele ser bastante amable y más si eres extranjero (no me preguntéis por qué). Además, son de las únicas que quedan, que ofrecen un servicio de catering, en todos sus vuelos, sin coste adicional con bandejas de comida. Si bien el aspecto de la manduca suele ser no muy agradable, en los vuelos cortos siempre tienen el detalle de ofrecerte algo caliente y normalmente bastante sabroso.

Mi hermano Alejandro, que trabaja en los aviones de Iberia, una vez que me visitó e hicimos un vuelo interior juntos, al ver que lo que le servían, dijo: "Esto está buenísimo, pero si se les da esto a los pasajeros en Iberia, te lo tiran a la cabeza". Era cuando en Europa todavía se daban tentempiés gratis en los aviones.

Lo de las cajas de comida en las aerolíneas chinas, como decía, suele estar bien... exceptuando Shanghai Airlines.

Además que los aviones son de la época de Juan de la Cierva, y con los asientos más mostosos que los tresillos de un Karaoke de aldea, el concepto de menú abordo lo tienen completamente descuidado. Es una tomadura de pelo.

Hace años que me estrené con Shanghai Airlines con un vuelo Shanghai-Beijing y ya me tocaron los cojones. Lo que se supone que iba a alimentar al pasaje, eran los restos de la fiesta de cumpleaños de un niño pobre, con ganchitos insípidos y cacahutes pasados. Después de mucho tiempo, no han mejorado.

Alejandro también me contó una vez que muchas empresas alimenticias (incluso bodegas de vinos) ofrecen sus productos gratuítamente a las aerolíneas para promorcionarse entre los miles de viajeros que se desplazan en avión diariamente. Shanghai Airlanes debe de tener acuerdo con la mayoría de kioskos de chuches de toda China. Que te pongan un tenedor de plástico y un palillo dentro del set junto a la servilleta de papel, denota el buen humor de los dirigentes de la compañía.

Aparte del bollo soso y las galletas con gluten, el resto de lo que me tocó la semana pasada, eran de nuevo bolsitas con snacks al vacío. Eso sí, he de reconocer que si hacemos un concurso para que adivinéis los productos envasados, no acertáis ni pensando lo más estrambótico que se os pase por la cabeza.

Si crees que te vas a jamar unos caramelos con alto contenido en leche, ya que la etiqueta muestra unas alegres vaquitas echándose unas risas:

Pues nada más lejos de lo que pensáis. Lo que hay en el interior de los papelillos, no es otra cosa sino trozos de carne deshidratada recubiertos de azucar glaseado con un toque de sal y jengibre. Descubres que lo de dentro es carne tras media hora de estar desgastando los molares y premolares. Con lo que tardas en masticar los cuatro caramelos cárnicos que te entregan, te puedes cruzar todo el Océano Pacífico.

Luego está la preocupación de las autoridades por que todo el mundo respire bien y le cante el aliento decentemente. Las gominolas de menta para la tos, no serían una mala idea, si no fuera porque aquellas se enquistaban al esmalte dental como auténticas tenias en intestino.

Lo más normal que había eran unas cortezas rellenas de aire y aunque de aspecto garrapiñado, eran realmente carentes en sabor, además de "contadas" en número de 5 unidades. ¿Tanta bolsa para qué? Pues di con la razón: El número que sigue a las letras 订票电话 no es otra cosa que el teléfono de reservas de Shanghai Airlines. Los que vaya dentro del envoltorio no importa, siempre y cuando la gente se quede con el numerito. Como decía un empresario amigo mío bastante adinerado, que se metía con todos sus directivos desde Sueca (pueblo de Valencia) a una feria a Munich en la furgoneta de la compañía y no en avión (más de 24 horas contra 2), sólo porque (decía él) a los lados del vehículo lucía, y bien en grande, el logo de la empresa: "N´hi ha que fer Propaganda" (Hay que hacer publicidad)

Me faltó hacerle una afoto al adoquín de pasta de melocotón con honores de mooncake, pero es que ante tan exquisitos manjares, la gula me cegó y me lo comí sin acordarme de echarle un retrato.

Ni que decir que aterricé con más hambre que el perro de un ciego. Yo no pido que el menú de Shanghai Airlines esté entre los 10 mejores del mundo, pero por favor, un poco de dignidad. Luego se quejan de que los chinos se suben al avión con su propia comida.

Para colmo, resulta que el iPhone está prohibido en los aviones chinos. Mientras escuchaba música (con el modo "avión" que tiene, por supuesto, es decir, todas las posibles emisiones de ondas magnéticas completamente anuladas), me jodieron la partida al iZoo a mitad, y yo que iba camino de batir mi propio record... Dicen que es por motivos de seguridad... en cambio, estar utilizando los portátiles equipados de wireless y blootooth o que se pongan todos los pasajeros a hablar con los móviles cuando el avión está recién aterrizado y todavía en pista, no. Lo que hay que ver.

Escrito por Fernandet, 23 de Septiembre 2008 a las 08:51 PM