22 de Septiembre 2006

Caña para Wang Ge

No está bien hablar mal de la gente, y menos en un espacio público. Pero como resulta que este cutreblog es mi espacio público y escribo lo que me da la gana, que pa eso me lo curro y mi tiempo me cuesta, voy a poner a parir a un tío que conozco en Chengdu.

En el post del lunes os contaba que Xiao Luo, le pidió permiso a su mujer y nos fuimos juntos a pasarle el control de calidad a algunos surtidores de cerveza que había instalado en ciertos bares de la ciudad.
Al entrar en uno de los garitos, me encontré que allí trabajaban Jenny y Wang Ge (no conozco el nombre chino de Jenny). Esta pareja habían sido anteriores camareros en el Shamrock. Los conozco muy bien. Fui su jefe durante mi año sabático en Chengdu, en el que alterné mis estudios en la Universidad de las Minorías Chinas del Sudoeste, con colaboraciones en la dirección (management, que dicen los profesionales del sector) del susodicho pub irlandés.

Jenny dejó de ser empleada en el Shamrock, porque el horario le venía muy mal para poder combinarlo con otro trabajo que tenía, así como con sus estudios en la Universidad de Sichuan. Ahora está trabajando en un local con un horario a tiempo parcial y en el que libra tres noches a la semana. Habla un inglés casi perfecto, es inteligente, agradable, cariñosa, cordial, muytrabajadora, dispuesta y servicial. Una delicia de niña. Físicamente, no tiene el típico tipo de la inmensa mayoría de mujercitas chinas… esto es: poco (o nada de) pecho, culo plano, nariz inexistente… que a mí me gusta mucho, pero el de Jenny me agrada también de sobremanera. En fin, que yo la veo guapa, atractiva y que esta mujer vale un montón.

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Wang Ge es el horrible de la foto, el de las gafas que está entre Xiao Luo y yo (os lo remarco para que quede clara constancia de la gracia en el semblante de este tipo, un adonis de hombre). Qué tío más feo. Además es bastante enemigo de la higiene y hace menos uso del agua que los gatos. Yo mismo tuve que mandarlo a casa un par de veces cuando él trabaja en el Shamrock, para que se cambiara la ropa pestilente… me llamaréis exagerado, pero recuerdo que una vez me apareció con unas sandalias medio rotas y unos calcetines finos de color rosa debajo… era asqueroso, un camarero de lo más abyecto. No, no juzgo a las personas por su vestimenta, aunque sí por su nivel de aseo personal y sobre todo por su honestidad. Wang Ge fue despedido del Shamrock por desajustes en los cobros al hacer sus balances al final de día, es decir, que sisaba pasta de la caja… además de que corrió la voz de que acompañaba a ciertos clientes extranjeros a casas de masajes indecorosos, cobrándoles ciertas cantidades por hacer de traductor en la demanda de los servicios, vamos, que se los llevaba de putas y negociaba los precios… aunque no sé qué les harían finalmente a los que se iban con él, pues el nivel de inglés de Wang Ge era un poco lamentable.

No le cogí manía a Wang Ge por su vestimenta o porque hiciera de guía de burdeles de Chengdu, sino porque tras algunas semanas de empezar a trabajar con nosotros, el tío cogió confianza y cuando un día que estaba yo de pie hablando con un cliente del pub, paso por mi lado y me dio una palmadita en el culo… sí, no me lo podía creer… hasta que al rato pasó y me dio otra. Lo miré con cara de odio, diciéndole con mi gesto que no me había puñetera gracia, pero el tipo, después de media hora insistió de nuevo. Sinceramente, no padezco homofobia, pero a la tercera palmadita, le arreé un patadón (en su culo, que era la misma zona en la que él me había ofendido a mí), que le hizo entender que ya estaba bien con la bromita de los cachetes.

Bueno, pues dejando a un lado la cuestión de su orientación sexual, el gañán de Wang Ge y Jenny son novios hace tiempo. Jenny dejó el Shamrock para poder disponer de más tiempo, ganar más dinero al tener dos trabajos y también poder estudiar. A Wang Ge lo echaron a la puta calle por chorizo. Ella encontró el nuevo trabajo en otro bar, con la “suerte” de que al poco tiempo necesitaron más camareros y Wang Ge también fue contratado. Sólo diré, que para acabar de caerme todavía peor, en su relación con Jenny, cuando hay más gente delante, Wang Ge suele hacer muchos chistes crueles y se mofa de ella, a menudo la llama “gorda”, constantemente se burla y se ríe (sin puta gracia) de la buena de Jenny. Una joya el tiparraco.

Antes vivían juntos, pero Jenny decidió irse a vivir sola, porque con 23 años, le agobiaba estar con tal rémora casi las 24 horas del día. Siguen siendo novios, pero rezo para que algún día dejen de serlo y Jenny encuentre alguien que se la merezca... aunque soy consciente de que el nivel masculino (sea China, España o Laponia) está bastante bajo.

De verdad, no sé cómo mujeres tan inteligentes para unas cosas, son tan flojitas para otras, como sus relaciones personales. ¿Interpretan el dicho de “más vale sólo, que mal acompañado” al revés? Pienso que es, sobre todo, miedo a la soledad… pero si yo estuviera en una situación en la que estar con una persona, me hace menos feliz, ni amor ni pollas en vinagre, a la mierda con el tipo (o la tipa)… el amor de pareja es para compartirlo, tanto para disfrutarlo como para sufrirlo, pero no cuando lo disfruta o lo sufre uno sólo y el otro no, eso se llama egoísmo, tomar el pelo y aprovecharse del otro.

Esta semana he estado ausente mucho tiempo, así que en venganza y como tiene relación con este post en lo que a mujeres se refiere, os dejo con este texto de Héctor Abad que me ha enviado mi amiga Susa (un beso Susa!!). Me ha gustado y dice grandes verdades. Abrazos!!

ELOGIO A LA MUJER BRAVA

A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.
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La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran "no más usted me avisa y yo le abro las piernas", siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).

A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.

Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.
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Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.

Los varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza. Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.

Vamos hombres, por esas mujeres bravas!!!!!!!!!!!!!

Escrito por Fernandet, 22 de Septiembre 2006 a las 08:36 PM
Comentarios

Excelente, y sin palabras...

Escrito por Valentina a las 22 de Septiembre 2006 a las 10:33 PM

Por fin pude encontrar tu blog. Lo tenia en un emilio por ahi suelto y con eso de cambiar de ordenador dos veces en un año pense que lo habia perdido. Ya tengo entretenimiento de nuevo. Espero que estes donde estes te lo estes pasando en grande. Parece que el Valencia va bien esta temporada.
Un abrazo
Pepe

Escrito por Pepe a las 22 de Septiembre 2006 a las 11:26 PM

Ole y ole! Por ellas y por el autor de este post :)

Escrito por Loli a las 23 de Septiembre 2006 a las 12:41 AM

misterios de la vida, hasta las mujeres más fuertes tienen su "debilidad", las que no la tenemos o damos con un hombre valiente o seremos "solteronas".
Mi compañera de piso es la "soledad" pero no me importa porque sé que haya o no un valiente esperándome en casa nunca dependeré de ello...
Espero que no te importe que cuelgue el texto en mi blog... pero me ha encantado y quiero compartirlo con "mi gente".
bsots Fernandet

Escrito por maripilix a las 23 de Septiembre 2006 a las 11:57 AM

Muchas gracias mujeres por vuestras opiniones, como he dicho, es la pura verdad. besos,

Pepe, un abrazo

Maripilix, sirvete tu misma,preciosa.

Escrito por Fernandet a las 24 de Septiembre 2006 a las 08:36 AM

El texto me parece acertado. Pero sin embargo, también me parece algo parcial.

Es cierto todo lo que dice en él, o casi todo, porque... qué queréis que os diga... a mí también me gusta estar guapa y favorecida.

Para mí, lo más importante es aceptar la naturalidad a la hora de expresarnos y comunicarnos y recordar que no hay que tener miedo al de enfrente, al desconocido o a lo inesperado. Parece que a veces, lo que nos paraliza sea eso y no tanto una cuestión de género... Aunque también tendríamos que hablar del poder... Sería muy extensivo...

De todos modos, este tipo de mujer sufre un poco. A veces, no es que se reaccione de manera negativa hacia ellas, como haría un machista más clásico, no. Ahora existe una nueva forma de tratar a estas mujeres. Y es dejándolas actuar y no apoyarlas. Hacerles el vacío. Eso también es miedo.

A mí no me importa cargar con mis responsabilides... pero no nos dejéis al margen.

Escrito por Celluloid Jam! a las 24 de Septiembre 2006 a las 06:14 PM

María, no se trata de dejaros solas, es más bien reconocer la capacidad de autosuficiencia que tienen hoy en día las mujeres... una autosuficiencia que cuanto más es, en la opinión de muchos hombres, más valor les da... pues por fin son ellas mismas y son capaces de realizarse sin la presión o el condicionante del macho a su lado.

Y es que el sueño de muchos hombres (y de las mujeres), es poder compartir la vida con alguien fuerte y capaz a tu lado... aunque siempre es cierto que luego a todos/as nos dan épocas de flojera y necesitamos a alguien que nos ayude, nos anime y nos de fuerza para seguir adelante ante las dificultades de la vida... eso es innegable.

Las relaciones de pareja están hechas para que cada uno asuma responsabilidades propias de su rol hombre-mujer, para repartirse el trabajo y hacerse feliz el uno al otro... pero en beneficio siempre de la pareja (de los dos) y desde la perspectiva de que el amor, la alegría y el sufrimiento, se llevan unidos por los dos y se deberia de repartir por igual, que nunca esté uno por encima del otro.

Besotes.

Escrito por Fernandet a las 25 de Septiembre 2006 a las 09:48 PM

Ojalá pudieras traducirle el texto a Jenny y de paso al piltrafilla de su "novio" a ver si aprende algo, aunque tal y como lo pintas...

Gracias por esta subida de moral y de paso y espero que no te importe, se lo voy a pasar a mis amigos, a ver si van captando la idea.

Ciao ciao!

Escrito por Sabi a las 26 de Septiembre 2006 a las 05:28 PM

Sabi, sírvete tú misma de coger el texto este y pasárselo a quien tú quieras... y ojalá le sirva a Jenny la primera!!!

Ataluego!!

Escrito por Fernandet a las 27 de Septiembre 2006 a las 07:44 PM

Comparto tu opinión, pero realmente todo se reduce a una sola palabra, complicidad, si hay complicidad, todo se comparte plenamente, aunque esto no significa acabar siendo una pareja, eso es más complicado.

Sigue con tus historias son fantasticas. Saludos JQP

Escrito por JQP a las 1 de Octubre 2006 a las 02:01 AM

Gracias por los ánimos y por tu comentario, Jesús!! Apuntamos lo de la complicidad.

Escrito por Fernandet a las 1 de Octubre 2006 a las 05:32 PM
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