Muchas son las noches de fiesta en que al regresar a casa de madrugada, el hambre le hace a uno comer lo primero que encuentra por la nevera o abrir cualquier lata que pilla en el armario de la cocina. La mayor parte de las veces, la gente se suele contentar comiendo algún manajar de un solo sabor, por ejemplo maíz dulce, filete de caballa en conserva o (como los eximios Sujeto K) helado de piña... con sorpesas finales, dignas de merecer una canción:
Pero en otras ocasiones, se juega a Top Cheff (en lamentables condiciones, con escaso trabajo neuronal) y por las ánsias de llenar la barriga a la mayor brevedad, hay quien opta por mezclar ingredientes totalmente incompatibles y que nunca casarían en un mundo real. He visto con mis propios ojos a alguien que se comía una chistorra cruda, flanqueada por dos galletas María; Y mi amigo Richar (de Navaleno), me contó cómo una noche calmó el apetito, untando pan con nocilla... y berberechos!!
Cuando te crees que ya has vivido lo suficiente para no sorprenderte por nada, hay acontecimientos que te dicen que "aún hay más"!! Y eso me pasó hace poco en el Buffet Libre de un lujoso hotel chino: Cerca de mí había un chiquillo de unos 8 años, que ante la ausencia de su madre y el pasotismo de su padre, comía lo que le apetecía. Efetivamente, pensaréis que en un buffet, se puede comer lo que te apetezca, pero es que el chaval además lo mezclaba como si hubiera llegado a su casa borracho perdido, tras la verbena estival de su pueblo y haberse recorrido las 10 tascas de rigor. Una imagen vale más que 100,000 palabros:
Ahí está el intrépido comedor: Plato de macarrones con tomate a su izquierda (que jala usando los palillos reglamentarios), y a su derecha, colección de mestizaje gastronómico: Cucurucho de palomitas de maiz, lomo de cerdo a la plancha, sushi variado, un pastelito rosa entero, una salchicha estilo brastwurst y un pastelito amarillo mordido a mitad.
Os aseguro que no era el único niño haciendo este tipo de mezclas. La pena es que la mayor parte de esa comida acababa en la basura. Una pena que nadie pudiera poner freno. Cuánto manjar extraviado!! Avituallamiento perfecto para llenar el estómago de crápulas nocturnos en retirada, antes de caer en los brazos de Morfeo.
A PROPRÓSITO DE SUJETO K: Anoche dieron su último concierto como banda, después de 10 años tirando tracas y explosiones. A mí que no me jodan... de un modo u otro, estos volverán a sonar. Ahí lo dejo. Abrazos amiguetes!!
ACTUALIZACIÓN: Mi amiguete Richard me comenta sobre este tema:
La reina de las anécdotas de este estilo es la de un amigo de Pabel (otro buen colega nuestro). El sujeto en cuestión llega a casa dando tumbos, abre la nevera y se encuentra un cuenco con un huevo. Deduce que es el típico huevo que venía un poco cascado o que ha sobrado de algo y que su madre lo ha dejado en el cuenco para usarlo en otro momento. Huevo frito se convierte en la mejor opción de recena en ese momento. Total, que enciende el fuego, pone la sartén y echa el aceite. Cuando ve que ya está caliente, echa el huevo y... nada, que la clara no cuaja. Coño, si está caliente... nada, sigue sin cuajar... pues a tomar por culo. Apaga el fuego y deja aquello allí, se come una loncha de york y a dormir. A la mañana siguiente, despierta oyendo a su madre vocear "tu hijo es imbécil, mira lo que ha dejado aquí, etc, etc...". Cuando se levanta y acude a ver por qué su madre estaba de esa gaita, se da cuenta de que ¡¡había intentado freir medio melocotón en almíbar!! ... como ves, es el puto amo de los fracasos culinarios en estado ebrio