GUANGZHOU, MI CASA

Mi Primer Viaje a Bangkok (II)

Pues ahí va la segunda parte de la crónica sobre mi primera visita a Bangkok.

PARENTAL ADVISE> Aquí no describo el Circo del Sol (genial espectáculo, por cierto) ni el de los Payasos de la Tele (o sea: Gabi, Fofó, Fofito, Miliki y Emilio Aragón). Aquí hay guarreridas y cosas que pueden provocar alguna arcada si lo lee alguien mu sensible. Avisaos estáis y si seguís leyendo, es bajo vuestro propio riesgo y responsabilidaz:

Por la noche, la actividad se centra en los pornochous de Pat-Pong. El local tipo es tal que asín: alrededor de un escenario (a veces giratorio e incluso con alcachofas de ducha) en el centro de la sala, hay gradas como en el congreso de los diPUTAdos, sobre el susodicho escenario hay unas barras metálicas verticales como las del autobús a las que las señoritas se agarran y bailan de forma totalmente arrítmica (debe ser mitad por el cansancio, mitad por la desidia de estar ocho horas ahí arriba); el soso contoneo y la aglomeración de peña femenina subida al escenario y agarrándose a las barras, da la imagen de que viajan efectivamente en autobús o en metro… y por los atuendos, parece que se dirigen a la playa (nudista), al gimnasio (nudista) o ya puestos, a tomar el té y montar de paso una orgía sadomasoquista con látigos y todo a casa de una amigas de otra parroquia. También suelen llevar botas de la Gestapo de las que prenden una chapa con un número, que las identifica para caso de si algún enfermo de Dakota del Norte en viaje de introspección por Tailandia, llame a alguna para maniobras de intimación… "¡número 53, que guapa eres, vente paquí que me he enamorao!".

Los trayectos en autobús de estas señoritas sobre el escenario, se interrumpen de vez en cuando para dar paso a imponderables actuaciones de las pornochougirls!. Estas representaciones son tan tremendas como variadas, pero os informo de que todas se reducen a lo mismo… chuminos musculados que ni la novia de La Masa, y con más funciones que un robot de cocina. Dejándome llevar por mis cicerones en Bangkok, Izaskun y su novio Luis, me adentraron en un suburbio al lado de un concesionario de Peugeot para llevarme a un inefable garito de aire cargado y peste a tabaco. Luis comentó que aquello parecía el local de una peña quinielística del extrarradio de Madrid, pero yo le dije que era como el Casal de una falla en el barrio de la Coma, Valencia. Mujeres maduras, hábiles y experimentadas, con vaginas espaciosas, y muy espaciosas, son capaces de realizar maniobras tales como sacarse unas 20 cuchillas de afeitar atadas con hilito o una guirnalda tan larga como para decorar el abeto navideño de Central Park, ayudadas por un tubito lanzar dardos y pinchar globos a una distancia bastante considerable y con el mismo tubito soplar las velas de una tarta, absorber líquido incoloro de una botella de Coca-cola y verterlo de nuevo en otra botella pero ahora con el color oscuro y gaseado de la bebida refrescante (no creo que le saliera muy fría), o engullir con pasmoso furor uterino el champán de un botellón para servirlo después con estilo singular en unas copitas…

Merecen una mención especial las siguientes actuaciones:

•Un rotulador Carioca Jumbo es sujetado con firmeza vaginal y va la tía y me señala, yo voy y me asusto un poco (¿no sacarán al público al escenario?- me pregunto), aluego va y metiéndose el final del rotu en la vagina, se pone a dibujar con el parruso en una hoja, y cuando nos lo enseña (el dibujo, no el parruso, que por cierto a esas alturas ya lo tenemos demasiado visto), resulta que me había hecho un retrato. Según Luis, no era yo, sino que era la litografía de un samurai, ya que debía ser un dibujo estándar muy resultón para cuando la afluencia de espectadores nipones, y la señorita aprovechó porque me debió ver cara de Shoo Ghun. Izaskun me insiste de que el del retrato soy yo, que se lo pida a la autora y me lo dedique para guardarlo de recuerdo. La verdad es que no tengo especial interés en conservar un grabado pintado con el coño, por muy artístico y meritorio que sea, así que pasé.

•La performans empieza a sacarse cinta verde del choucho y se tira 5 minutos extrayendo la tira interminable de tela. Cambian las luces y ponen esa violeta que hace resaltar el blanco y los colores fosfis. Luis y yo advertimos que la cinta tiene manchitas rojas como las que dejan las picotas. Joer, que puto asco, le comento a Luis que si la tía está con la berza, que le den el día libre, cojones. Luis me apunta que no, que Tailandia es un país no castrense y ahí no se respetan ni domingos ni fiestas de guardar, y que el trabajo es sagrado (en este caso saNgrado).

•Entra en escena una tía con una botella cerrada de Coca-Cola (más publicidad gratuita). La agita para que nos cercioremos de que la chapa está en su sitio y acto seguido se introduce el cuello de la misma en el chumino (cómo no!!). Se agacha, la sujeta con los tobillos (mira, mira, sin manos!!!), y de una convulsión pélvica, va y la abre!!!… le quita la chapa con el coño!!!!… creo que todavía me está doliendo. Sólo de pensar si tengo que hacer yo eso con el culo (ya sé que no es lo mismo, pero bueno, por comparar un poco), uff… qué dolor!!!.

•La última es la del Plátano Hiperactivo. Tumbada en el suelo, la señorita pela un plátano y se lo mete to pa adentro. De un impulso con nosequé músculos íntimos, lo expulsa cual proyectil y al salir, agarra la fruta al vuelo. Repite la acción como 10 veces seguidas. Mi sorpresa crece cuando advierto que el plátano sale despedido del útero cada vez con menor tamaño. Evidentemente, el proyectil pierde volumen por el ímpetu de la lanzadera humana y hay trocitos que se quedan en la recámara, o igual es que en el truco hay rata encerrada y además tiene hambre. Como colofón a la actuación del cañón bananero, en su último lanzamiento de repente se le escapa de la mano, rebota en el suelo y cae del escenario a la mesa contigua a la nuestra. Los tipos sentados saltan de allí instintivamente como si se tratara de una granada a punto de estallar. La dueña del plátano se acerca, lo recoge, pide disculpas y se pira, aunque dudo que vaya a hacerse un batido.

Jamás hubiera imaginado lo que pueden dar de sí algunas partes del aparato reproductor femenino y las retorcidas aplicaciones que alberga. Si os digo la verdad, aquello de erótico tiene lo mismo que el mensaje del Rey en Navidad. Más bien es algo así como los circos aquellos estilo de las pelis de Buñuel o Fellini en los que se exhibía la mujer barbuda, el hombre elefante o el niño palmípedo.

Para acabar, relataros un poquillo sobre los otros pornochous en los que no se representan tantos malabares. Equipos lésbicos que mientras se duchan, piensan en verde y acaparan cascos de Heineken, ya os podéis imaginar por dónde, y otras que muestran también la versatilidad del Anal Intruder. En esos momentos, mi excitación era la misma que sentía de pequeño cuando veía a David el gnomo besarse nasalmente con su mujer, la Lisa, o sea, cero patatero. Para muestra un botón: Rodeados de turistas sexuales, borrachos enloquecidos por los espectáculos y metiéndole mano a las sufridas currantes del local, mientras yo me bebía una birra, Luis deglutía una hamburguesa con queso e Izaskun se tomaba un café con leche (deben ser las secuelas de estar ya 11 meses viviendo allí). Me llevaron también a otro garito abarrotao de cuerpos de mujer imponentes y pomposos (aquel sitio me parecía ya un ambiente más limpio y agradable), pero a la media hora Izaskun y Luis me comunican descojonándose que no me emocione mucho porque aquello eran todo tíos operados… cagüensos con los andróginos!!!… que le den el Nobel al cirujano!!!.

Bueno, hasta aquí mi crónica Tailandesa. Continuaré narrando mis aventuras por la China la semana que viene.

Abrazos, Fernandet.