GUANGZHOU, MI CASA

Comida Simple Complicada

Hay una guerra entre los hoteles de lujo por ver quién hace y presenta la comida mejor, que a mi paleto entender, pierde ya el sentido de la calidad y el servicio y más que otra cosa, incomoda.

Recuerdo hace unos 4 años que estábamos en la India, en el hotel Nikko de Nueva Delhi, al que solíamos ir a bañarnos en domingo y después a disfrutar de un delicioso y completo Buffete. Mi querido amigo Borja, natural de la provincia de Vizcaya y como buen vasco, comedor de estómago de triple fondo, se había propuesto probarlo todo. Entre aquella exhibición de manjares, había un pequeño mostrador con dos cocineros indios detrás, impecablemente uniformados, uno gigante, gordo y con una especie de medalla de oro olímpica que le colgaba del cuello atada a una cinta con los colores de la bandera de Francia, ese seguro que era el Cheff y a su lado estaba otro muy canijo muy canijo, que era evidente que era su pinche discípulo. Con una sartén, una cesta de huevos y unas 10 cazoletas de distintos ingredientes (queso, tomate en cubitos, cebolla...), se dedicaban a cocinar platos de complejísima dificultad: Tortillas. A Borja se le antojó rematar su particular bacanal gastronómica comiéndose una tortilla y así pidió que se la prepararan aquel par de especialistas. "One Egg Plain Omelette" (una tortilla francesa de un huevo), dijo Borja. El cocinero grande con medalla le hizo un gesto con la cabeza al esmirriao y éste, corriendo comenzó a prepararla con bastante diligencia. Cuando estaba en la fase de mover el huevo revuelto con la espumadera dentro de la sartén, el cocinero grande le empezó a soltar un montón de improperios en Hindi a su pinche y de un empujón, lo apartó de la sartén y siguió él mismo con la faena de cocinar la tortilla. Mientras el canijo permanecía allí, totalmente avergonzado mirando lo bien que hacía la tortilla su jefe, Borja pronunció la siguiente frase en perfecto castellano: "Pero qué bruto que eres, cojones, que le he pedido al chaval que me hiciera una puta tortilla, no un Cordero al Chilindrón, joder, que la estaba haciendo bien, hombre". Muy grande el Borja, muy muy grande!!! jajaja... todavía me río cuando me acuerdo.

En mi estancia en el hotel de Bangkok, pedí que me trajeran un Club Sanwich a la habitación con una cerveza y unas papas fritas, y me aparecieron con esta mesa:

Hay que joderse. Dos servicios de cubiertos de plata y todo, una flor rosa, el ketchup en una jarrita de porcelana... ojo, y las patatas venían en una caja eléctrica que había debajo de la mesa que las mantenía calientes hasta el momento de su consumo.

Yo, igual que Borja, opino que es un puto sandwich, no un Cordero al Chilindrón, hombre. Mientras preparaban la mesa, me gustaría haber visto el empujón del cocinero mayor al más joven, diciéndole "burrooooo, que el el salero no está colocado en paralelo a la verticalidad de la circunferencia que hace el plato con el botecito de los palillos"... aunque no creo que fuera así porque los tailandeses están mucho menos asilvestraos que la mayoría de los indios, pero mucho mucho, y se respetan más entre ellos.

Por cierto, es la copa de cristal más fino en la que he bebido en mi vida... con decir que me sentía, como decía al principio de este post: incómodo, y me acabé la birra bebiéndomela a morro. No se me puede sacar de casa.