Celebrar un cumpleaños a la española en una ciudad al interior de China no merece menores honores que los homenajes que nos dimos ocho españoles arrejuntaos el pasado 5, 6 y 7 de marzo.
Viniendo mis adobecolegas de Pekín, yo hacía de Cicerón y como buen host los recibí en el aeropuerto con honores de gala: un cajón de cerveza. Cuál fue mi sorpresa cuando los vi salir por la puerta de desembarque ya mamaos... y es que los españoles solemos caer muy bien a las azafatas chinas. Y cuál sería también el nivel de embriaguez (de ellos y mío), que al entregarles a cada uno una botella de birra, en un nanosegundo y por falta de reflejos de alguien, una de éstas quedó estampada en la mismísima salida de equipajes.
Reparto de camisetas conmemorativas del viaje, bajo el lema (en chino): ESPAÑA, ADOBE, BEIJING-CHENGDU. Personalizadas y todo, éramos una auténtica selección nacional. La cerveza corría por la furgoneta de camino al hotel, y cuando digo corría, lo afirmo con toda rotundidad porque hubo alguno que la chorreó por el suelo del vehículo debido a diferentes causas. Una tensa llamada de teléfono por parte de un tal Alonso nos tuvo en vilo la mitad del trayecto, ahogando eructos, ventosidades y por supuesto, gritos... cuando por fin la furia se desató al llegar a la recepción del alojamiento de los recién llegados. A parte de la furia, también se desató el instinto bautizador de barcos, porque dos botellas más de cerveza se estrellaron contra el suelo del hall del hotel por razones desconocidas, así como otra más que rodó por todo el mostrador y aunque no estalló, chorreó varios teclados donde pacientes recepcionistas registraban a los osobucos hispánicos.
Traslado a bar de ambiente y pseudocena donde se exhibió pancarta y pastel con el nombre del homenajeado. Luego copas, cantos regionales karaokeados tras asalto de escenario y después de asistir a distintos juegos cocktel-pirómanos en los que los barmans querían cuanto menos achicharrar la perilla del cumpleañero, nos movimos a otro local en el que mi lamentable estado me impide ahora narrar más hechos porque no me acuerdo. Esto último lo digo totalmente en serio.
El sábado por la mañana acudo al hotel a recoger a los visitantes para llevarlos a una reserva de osos panda y me los encuentro acosando a los novios de una boda para hacerse fotos, aquellos, en vez de agredirlos, les invitan a caramelos y cigarrillos. De camino a la citada reserva nos aprovisionamos de paragüas y una caja de cervezas, los primeros porque el tiempo no acompaña, la segunda porque las ganas acompañan. Sufrimos un atasco que ni la peor partida de tetris de la historia. Los osos panda impresionantes, pero comprobamos que la diferencia entre éstos y una saca de correos pintada con los colores de la Juventus, es mínima... que animal más vago, cojones. Deducimos que están en vías de extinción porque no tienen ganas ni de follar.
Regreso a Chengdu y preparación de fiesta en mi casa. Cito a la gente a las 19:30, pero la puntualidad de algunos anglosajones hacen que me encuentre a las 18:45 con unas 15 personas y absolutamente nada de alcohol ni comida... que se jodan. Sobre las 20:30 tengo mi casa que parece la calle Estafeta en pleno encierro, los de la barbacoa y el limpiador de orejas hacen de las suyas. Hacia las 22:00 horas me cuesta echar a la manada a la calle, pero lo consigo. Acudimos a un bar donde no hay ni un extranjero pero en el que los aborígenes nos obsequian con brindis contínuos e indiscriminados de Chivas con té verde. Del buen rollito casi se pasa a conflicto nuclear por la guerra de tartazos y la sacudida de la botella de champán estilo podium de gran premio que realiza nosequién... se salva la situación cuando acudo al escenario a malcantar en chino y después a berrear un éxito nacional en playback que los locales no entienden y los no locales no escuchan porque van muy perjudicados. Aquí pierdo casi el sentido y por tanto la pista de lo demás que aconteció esa noche. Esto último lo digo totalmente en serio.
La mañana siguiente empieza de manera un tanto triste. Uno acusa a otro de haberle levatao a la novia, el acusado se defiende alegando que para él, las novias son como la lotería de navidad y que no llevan ganador asignado hasta que llega el momento de la pedrea. Otro se culpa de haberse postenrrolado con una y haberse tragado las babas (y otras cosas) de un preafortunado. No sé si alegrarme de haberme perdido todo eso y otras esperpénticas historias, creo que sí. Nos vamos a malcomer y después a un masajito, que buena falta hace. Último yintoni y camino al aeropuertohurraco para regresar a la capital.
Hasta otra. Esperemos no pase mucho tiempo para liarla de nuevo. Gracias amigos por venir a Chengdu, mi pueblo.
Por razones que no me sale de los huevos explicar, ahora mismo no puedo adjuntar afotos de la movida, pero prometo que las pondré próximamente. Para compensar, pongo esta simbólica, que es de la central de Chernobil y que es más o menos como quedamos de intoxicados después de los tres días de festejos rurales.
Juas juas, que bueno este post.
Oye que Richard me ha contado lo de tu estrellato en el karaoke de un bar donde convocas a las masas como Samy Davis Junior en el Stardust. Cuéntalo que cuando me lo dijo Richard me caía por los suelos
Escrito por Chatman a las 24 de Marzo 2004 a las 12:28 PMjojojo
Me suena a invasión bárbara en toda regla...
Por otra parte no hago más que pensar en "Lost in translation".
Impresionante.
Escrito por Kung Pow a las 8 de Abril 2004 a las 01:24 PMen breve viajo a tu pueblo me puedes dar indicaciones, de donde dormir, que hacer un mes alli. . .
espero tus noticias
gracias
Javier Palomo
acidentes acontecen mas nao podemos virar as costas para eles que eles acomtesem
Escrito por marcelo a las 1 de Septiembre 2006 a las 02:16 AM