Me asomo al balcón de mi casa y veo unos doscientos universitarios realizando instrucción militar en mitad de la calle. No son reclutas y tampoco pertenecen a ningún grupo radical, está socialmente aceptado que los estudiantes se formen en la vida castrense un par de días al año. Es verdad que seguramente no lo hagan por voluntad propia, pero no hay malas caras y los instructores no imprimen dureza ni agresividad en sus lecciones. Los jóvenes y las jóvenas están rompiendo un poco con la rutina diaria de las clases, salen del campus y hacen algo diferente que en mi opinión, no es nocivo. A mí no me hizo falta llegar a la mili para que ya me hubieran vareado con el firmes Ar!!, derecha Ar!!, a alinearse Ar!!, etc, etc... cuando tenía 6 años y estudiaba en el Colegio Público San José de Calasanz en el barrio de Nazaret de Valencia, con Don Víctor, el profesor de gimnasia.... y que yo sepa no me transtornó ni nada. Hoy en día muchos padres y estudiantes españoles que prefiero no calificar, se echarían las manos a la cabeza y se tirarían de los pelos del pubis si existiera la obligación de hacer esos ejercicios.
Desde que llegué a China, he visto a sus ciudadanos dormir en las situaciones y emplazamientos más inverosímiles. El que veis abajo está sobao sobre su bici sin el caballete y tampoco se apoya en el árbol de detras. El tipo está desafiando con un par de huevos las leyes de la gravedad... la leche, vamos.