GUANGZHOU, MI CASA

Gusanitos

Con este último post ya voy a tratar de pleno la asquerosidad extrema. Después de los de los váteres, el de la cantina guarra afterhours y este que voy a escribir ahora, sólo me falta poner fotos donde salga comiendo mierda pura y otro donde me estén practicando sexo anal con un consolador a pilas, para afiliarme definitivamente al mal gusto total y que no visitéis más mi cutreblog.

Durante mucho tiempo la gente me ha preguntado si he comido porquerías en China. Ante todo tengo que decir, que lo que suelo comer en China está delicioso, y si bien es verdad que en el menú de algunos restaurante, hay ciertos platos exóticos y raros para el gusto occidental, no soy muy amigo de probarlos. Hasta este puto fin de semana.

Estaba en Chengdu con Irene, una buena colega mía, que lleva viviendo en China más años que los miembros centenarios del Partido y que habla español, inglés, italiano y mandarín perfectamente. Ella decidió adelantarse a mi amigo Jack (chino sichuanés de pura cepa) para anotar la comanda en el restaurante que quedamos... el menú va en una especie de cuestionario donde vas marcando los platos que quieres. Me preguntó: ¿que pido? Y le dije que ahí había unas cuantas variedades de bambú que están buenísimas. Pues Irene se pone a poner cruces como una loca y el resultado fue que entre las "variedades" de bambú, venían también los gusanos del bambú... pero fritos, ¿eh?, que si van cocidos o vivos no molan... joer, para matarla. Ay que joderse con la Irene, que cabrona!!. Ella desde luego, no los probó. Cuando llegó Jack con su mujer, se descojonaba vivo.


Por supuesto, no nos acabamos el plato ni maldita falta que hacía. Pero manda cojones porque Jack se puso a probarlos y me picó la curiosidad... así que aquí están las fotos de mi prueba de fuego. Me comí dos y el tercero ya lo escupí al más puro estilo taxista de Beijing. Lo cierto es que no tenían nada de sabor... eran como piel de cacahuete frita y vacía por dentro. Una engañifa, vamos. Prefiero las patatas fritas del McDonal. En fin, el caso es que nos echamos unas risas.

Irene, mala mujer, te debo una!!!